martes, 27 de mayo de 2014

El POUM en la ilegalidad bajo Negrín

 Reiner Tosstorff

Reiner Tosstorff. Seminario de Historia de la Universidad Johannes Gutenberg, Maguncia (Alemania).
Publicado en alemán en la revista Ebre 38, nº 5, diciembre 2010.
Traducción al castellano de Pello Erdoziain




RESUMEN:

El artículo analiza la suerte que corrió el POUM después del golpe del 16 de junio de 1937. El periodo abarca la detención de sus dirigentes y la represión contra la totalidad del partido, especialmente su posición institucional (Generalitat, ayuntamientos, etc.) y en el ejército (disolución de la División Lenin). En este contexto, el POUM continuó desarrollando sus actividades en la clandestinidad y lideró intensos debates respecto a la línea política, en los cuales resurgieron los viejos desacuerdos anteriores al 16 de junio. Otro tema trata sobre el papel jugado por el POUM en la izquierda internacional independiente, donde se mantuvo activo posteriormente con la complicidad del "Buró de Londres". El artículo concluye con la huida de sus miembros en enero de 1939 tras la ocupación de Catalunya por las tropas franquistas.

Palabras claves: Catalunya, Guerra Civil Española, Anarquía, POUM, Mayo 1937.

Sinopsis: La ilegalización y la represión contra el POUM: su exclusión de los últimos cargos públicos que ocupaban; la actividad ilegal del POUM; la línea política y las discusiones internas; el POUM y el movimiento obrero internacional; la huida.





La supresión del POUM, el 16 de junio, planteaba una posición paradójica en la medida en que como tal, el partido, aunque sin valor jurídico, estaba prohibido de hecho. A pesar de que muchos de sus miembros fueron arrestados inmediatamente, sus representantes en algunas instituciones aún pudieron desempeñar sus cargos aunque tuvieron que proceder con cautela; ya que se exponían a ser detenidos fuera de los locales oficiales dónde trabajaban. Aún más importante, sin embargo, era su División en el frente de Aragón, donde el partido de los oprimidos tenía todavía cierto peso militar. De todas maneras, no era la primera vez que se planteaban estas diferencias respecto a las posiciones mantenidas por los dirigentes del Frente Popular; como Negrín, Companys y Tarradellas.   
                                                                                
La ilegalización y represión contra el POUM: su exclusión de los últimos cargos públicos que ocupaban.

La 29ª división del POUM en el frente de Aragón, la División Lenin, había seguido muy de cerca las detenciones durante la lucha, por lo que tuvo que pagar un alto precio. Pues, en primer lugar, no se conseguía recibir ninguna noticia en el Frente. Tampoco estaban todos los soldados del POUM; algunos de los que se encontraban de permiso en Barcelona fueron detenidos para impedir su reincorporación anticipada al Frente. Por todo ello, todavía el 20 de junio, los hechos en Barcelona (ilegalización del POUM el 16 de junio) seguían sin ser conocidos en el Frente (Orwell, 1977: 198).

Como primer paso hacia la desarticulación de la División, se llevó a cabo la detención de su jefe, Rovira; quien también era miembro del Comité Ejecutivo. Fue alrededor del 18 de junio cuando el comandante comunista del frente de Aragón, el general Sebastián Pozas, le convocó a presentarse en Barcelona. Allí, Rovira fue detenido por la policía y trasladado a Valencia (1) al día siguiente. La detención provocó una enérgica protesta ante el ministro de Defensa, Prieto. Los representantes de las tres divisiones anarquistas; la 25, 26 y 28, así como la 29ª División, firmaron un escrito referido explícitamente a los éxitos logrados por la 29ª División en los combates de Huesca. Se recordaba, sobre todo, que la policía no tenía derecho a arrestar a un militar, para lo cual sólo era competente el ministro de defensa (2).

El mismo Prieto había enviado un primer telegrama de protesta al Comisario de la División, que no sabía nada y estaba reclamando más información (Informe..., 1937:13). Después de 21 días de detención en Valencia, Rovira fue puesto finalmente en libertad; por las gestiones de Prieto, y se unió de inmediato a la lucha clandestina del POUM, ocupándose en particular del destino de la 29ª División (Coll y Pané, 1978: 204).

La disolución de la 29ª División se llevó a cabo en varias fases. En primer lugar, sus dos brigadas de primera línea se retiraron a la zona de “retaguardia” y “reorganización” en las proximidades de Barbastro, a unos 40 Km. de distancia del lejano frente (según destacan Coll y Pané, 1978: 206). Se encontraban en el Frente junto a las unidades de la 30ª División (originariamente una columna de L´Esquerra) que había sido reemplazada con varios oficiales del PSUC. Los soldados de la 29ª División tuvieron que entregar la mayor parte de sus armas (Alba, 1974: 342). El comandante anarquista de la 28ª División, García Vivancos, fue persuadido de la reorganización general de Pozas, quien le conminó a volver a Barbastro. Así lo hizo, pero sólo después de haber recibido de Pozas una garantía por escrito de que no
habría represalias (Coll y Pané, 1978: 207).

En las proximidades del Frente, cerca de Siétamo, se encontraba el parque motorizado y la Intendencia. Ambos estaban protegidos por el batallón de choque de Rovira. El 10 de julio apareció la Legión Roja, el batallón de choque de la (27ª) División del PSUC, encabezado por el antiguo asesor militar del POUM y, posteriormente del PSUC; el desertor Francesc Piquer, junto al comandante de la 27ª División, Josep del Barrio. Sus órdenes eran llevarse 1.500 fusiles, pero allí no estaban. Ante la negativa, varios oficiales fueron tomados como rehenes; que fueron amenazados con ser fusilados en caso de oponer resistencia, escapando el resto. Finalmente, el batallón de choque fue desalojado de la plaza (3) (Coll y Pané, 1978: 206; Suárez, 1974: 94).                                  

A Barbastro llegó finalmente una orden de Prieto sobre la disolución de la División. García Vivancos protestó enérgicamente contra ella y se fue a Valencia con el fin de hablar con Prieto. Ya en el ministerio de Defensa, estaba convencido de que era inútil tratar la derogación de la orden por Prieto, por que la misma “no era del ministro, sino de Moscú". Tras su regreso al frente, a finales de julio, tuvo lugar, la ejecución de la orden de disolución (Coll y Pané, 1978: 207).

Dos batallones fueron destacados, al mismo tiempo, como refuerzo en otra sección del Frente; dónde, poco después, una unidad del PSUC los disolvería. Esto ocurrió en las proximidades del Frente, por lo que los soldados del POUM se abstuvieron de oponer resistencia alguna; a pesar de que llegaron incluso a confiscarles objetos personales, como material para escribir e incluso, en algunos casos, su propia ropa. Los familiares de los miembros de la 29ª División se vieron sometidos al mismo sufrimiento. Durante los días siguientes, mientras regresaban a sus casas, tuvieron que soportar las extralimitaciones de verse sometidos a controles policiales en la calle. Ellos sabían que el PSUC sólo esperaba un pretexto que justificara poder someterlos a consejos de guerra por amotinamiento (Coll y Pané, 1978: 208; Suárez, 1974: 93) (Suárez, 1974: 208f; Suárez, 1974: 93f) (“La disolución…”, 1937).

La mayoría de los miembros de la 29ª División fueron incorporados a las tres divisiones anarquistas del Frente de Aragón, en el cual García Vivancos era respetado por todos (Coll y
Pané, 1978: 208). Sin embargo, algunos (desmoralizados por la difamación permanente y la disolución de la 29ª División) aprovecharon la ocasión para volver a la vida civil (Orwell, 1978: 111). En Barcelona fue creada una Comisión de Liquidación de la División, dirigida por un oficial de la misma, Miquel Utgés, quien trabajó en estrecha colaboración con Rovira, tras la puesta en libertad de éste (Coll y Pané, 1978: 210). Se encargó de todo, de proporcionar a los miembros de la División documentación en regla y se aseguró de que éstos fueran reubicados en unidades seguras, es decir; anarquistas. Un problema particular fue la falta de reconocimiento militar, o sea; la concesión legal de nombramientos oficiales por el Ministro de Guerra, que justificara las funciones desempeñadas por el núcleo dirigente en el seno de la División, cosa que nunca ocurrió. En ese momento no se le dio importancia. Oficiales comunistas del frente de Aragón bloquearon durante mucho tiempo la lista de nombramientos y exigieron “contrapartidas” para su aceptación mediante declaraciones individuales de que el POUM era contrarrevolucionario. Finalmente Utgés y Rovira lograron, a principios de 1938, imponer el reconocimiento oficial en sus negociaciones con el Ministerio de Guerra. Posiblemente una de las razones para que tuviera lugar esta aprobación, por parta de Prieto, fuera un reciente conflicto entre él mismo y el Partido Comunista. En primer lugar, querían un nuevo nombramiento oficial de reingreso como simples soldados, que servirían en las divisiones anarquistas en nuevas posiciones, enlazadas, asimismo, con nuevos destinos. No podían imaginarse que aquello era una trampa, aunque sabían con certeza que ahora los anarquistas (como oficiales) ya no les podrían proteger. Los nuevos soldados también permitieron, por primera vez, que se les cosieran las insignias militares en su uniforme; lo que en la 29ª División no habían hecho nunca (Coll y Pané, 1978: 210). A finales de agosto de 1938, el representante del POUM, Narcís Molins i Fàbrega, informó en una reunión del Buró de Londres (4), que el POUM tenía alrededor de 700 u 800 oficiales, muchos de los cuales, sin embargo, no fueron nombrados hasta después de la partición de la zona republicana en dos; cuando, a principios de abril de 1938, las tropas de Franco consiguieron llegar al Mediterráneo ("Circular,...", 1938).

No todos los miembros de las milicias del POUM pudieron ponerse a salvo. A menudo tenían que mantenerse en guardia ante los oficiales del PCE, a quienes les gustaba especialmente encomendarles, con frecuencia, misiones extremadamente peligrosas. Además, hubo una sucesión prefabricada de consejos de guerra, en los que la sentencia ya estaba dictada de antemano.

Por ejemplo en Lleida, a principios de agosto de 1937, fue condenado a muerte por un tribunal militar, Marià Mena i López. Era un veterano miembro del BOC y del POUM en esta ciudad. Tras el 19 de de julio, había sido nombrado Comisario de la guarnición de la ciudad y de la organización de las milicias. Fue detenido cuando asistía a una concentración legal de protesta contra la destitución de un comisario de la CNT y llevado, junto con otros diez militares, ante el tribunal. Solamente él fue condenado a muerte. Aunque todas las organizaciones republicanas y de trabajadores de Lleida protestaron (incluyendo una débil protesta del PSUC y del Comité Local de la UGT) finalmente fue ejecutado (Coll y Pané, 1978: 201; Suárez, 1974: 95-98; “La Batalla...”, 1937...). En otra ocasión un soldado del POUM, mientras esperaba al tren en una estación, fue arrestado sobre la base de que él, estando allí, había protagonizado un incidente; haber manifestado en voz alta que aquellos que, gracias a sus buenas relaciones, habían sido rebajados de tener que luchar en primera línea del frente, era allí dónde debían de ir. El consejo de guerra lo condenó a muerte. La sentencia fue sometida a consideración del Consejo de Ministros para su indulto. Fue confirmada con la anuencia de socialistas y comunistas y en contra de los republicanos (Suárez, 1974: 98; “El caso del...”, 1937; “Sobre el caso...”, 1937). Un caso en particular originó un gran revuelo cuando salió a la luz después de una investigación auspiciada por la propia CNT; fue el asesinato de José Meca, Juan Hervás y Jaime Trepat. Meca había sido durante muchos años militante de la CNT y comisario de una compañía de la que Hervás y Trepat formaban parte. Todos ellos eran militantes del POUM con una larga actividad en el sindicato de la enseñanza FETE, de la UGT de Catalunya, dónde también, tras el 19 de Julio, habían jugado un importante papel en el CENU (Consell de l'Escola Nova Unificada) hasta que el PSUC consiguió expulsarlos. Hervás había creado la Escuela de Inteligencia de las milicias catalanas pero, tras los Hechos de Mayo de 1937, fue destituido de su cargo como comisario de la escuela y finalmente degradado como soldado raso. Todos ellos formaban parte de una brigada mandada por un comandante comunista. Después de una investigación, que propició la CNT, se concluyó que militantes del PCE decidieron asesinar al portavoz del POUM y la CNT en la brigada; lo cual evidentemente el POUM difundió activamente a través de La Batalla, aunque la dirección de la brigada tratara de impedir por todos los medios su difusión a través de la prensa anarquista, que al menos seguía siendo legal. Meca, Hervás y Trepat fueron asignados a un nuevo destino. Los dos primeros cayeron en una emboscada. Se habrían adelantado al resto de sus compañeros de tropa (según la versión oficial, al parecer con perversas intenciones) apartándose del camino; Trepat habría podido sorprender al comandante de la brigada y “esfumarse”. Su descarado asesinato fue anunciado inmediatamente como deserción o paso al enemigo. Sin embargo, el comisario anarquista del Cuerpo del Ejército ordenó una investigación. Aunque los detalles terminaron saliendo a la luz, por supuesto no se produjo ningún resultado (5).

Además de los militares que pertenecían al POUM, otras dos instituciones corrieron la misma suerte a partir del 16 de junio: los consejos locales (casi exclusivamente en Catalunya, dónde habían sido establecidos “legalmente”, y también en Valencia) y el Consell d´Economía de Catalunya, con Joan Oltra i Picó. Incluso hay una circular del Consell d´Economía, del 11 de agosto, que todavía lleva su firma (“Diari Oficial…”, 1937: 677f). Pero el PSUC (que, mientras tanto, también había accedido a la Consellería de Economía en la persona de Joan Comorera) no permaneció inactivo. El 14 de agosto fue decretado un nuevo Reglamento Orgánico del Consell d´Economía en el que ya no aparecía ningún miembro del POUM (Diari Oficial...", 1937: 661-675). Hubo protestas por parte de los anarquistas, pero finalmente claudicaron. El 23 de agosto todos los antiguos miembros del Consell d´Economía fueron destituidos y se nombró un nuevo organismo sin representación del POUM (“Diari Oficial...”, 1937: 830; “Un nuevo gesto...”, 1937).

En los consejos municipales, principalmente en las grandes ciudades y pueblos, a pesar de que sus miembros no fueron destituidos formalmente, sus representantes fueron arrestados o no pudieron participar en las reuniones al tener que pasar a la clandestinidad. Las acciones judiciales dieron lugar, en ocasiones, a protestas del resto de los partidos. En una reunión del Consell Municipal de Girona, en agosto de 1937, el grupo de la CNT manifestó su protesta contra la detención de los representantes del POUM, a la cual se adhirió el alcalde (de ERC). Del mismo modo protestó todo el Consell Municipal (incluidos los representantes del PSUC) de Pins del Vallés, contra la detención de los representantes del POUM (“Boletín...”, 1937: 8f). Finalmente, el 8 de octubre, el Conseller de Gobernació y Assistència Social de la Generalitat (Antoni Maria Sbert i Massanet (de ERC)) promulgó un decreto que excluía expresamente al POUM de los “Consells” municipales. Al mismo tiempo, la representación del PSUC se incrementó en los mismos en idéntica proporción, por lo que ahora eran tan fuertes como los anarquistas y la Esquerra. Además, se estableció una disposición adicional decretando la incompatibilidad entre ser miembro de un consejo municipal y haber participado en los Hechos de Mayo. Esta disposición sólo podía ir dirigida contra los anarquistas, ya que el POUM había sido excluido “per se”, pendiendo sobre ellos una especie de espada de Damocles (6). Hubo violentas protestas por parte del POUM que, naturalmente, no pudieron cambiar el rumbo (“La nueva estructuración... ”, 1937; “Otro decreto... ”, 1937). A pesar de que el POUM intentó protegerse en los pueblos, en dónde, al igual que en la provincia de Lleida, se sustentaba en una sólida base de masas y no estaba sujeto al fuerte control policial de las ciudades; para salvar a sus representantes, como consecuencia del decreto urgente, se hizo necesario actualizar sus documentos de afiliación individuales, haciéndolos pasar por miembros de la CNT, de la UGT e incluso de ERC. Sin embargo, esto fue de poca utilidad; como rápidamente fue puesto de manifiesto. En tales casos, los consejos municipales no fueron reconocidos ni disueltos por la Generalitat (7). Aunque algo menos bruscamente, al final se decretó y se llevó a cabo, asimismo, la exclusión del POUM en otras regiones de España; especialmente en Valencia, donde el POUM tenía una cierta influencia. Por ejemplo, a finales de enero de 1938, La Batalla informaba de la expulsión del POUM del Consejo Municipal de Valencia (“Nuestra Salida... ”, 1938).

Fue aún más abrupta, a partir del 16 de junio, la expulsión de la UGT catalana de todos los miembros del POUM. De este modo desaparecía la última posibilidad de influencia en las organizaciones sindicales a sus militantes, al impedírsele a los conocidos sindicalistas del POUM acudir a las reuniones del sindicato; si no querían correr el riesgo de ser arrestados o algo peor.

Así se llevó a cabo, por ejemplo, en el sindicato de impresores de Barcelona, un bastión del POUM, la siguiente maniobra. Los dirigentes sindicales del POUM estaban avisados de que estaba prevista una reunión de militantes del PSUC, en el local de dicho sindicato, para asesinarles. A continuación se organizaría un tumulto que serviría para justificar tal “eliminación”. Así que, estando sobre aviso, al encontrarse cerca del lugar de la reunión; pudieron ver como aparecieron sindicalistas del PSUC en compañía de desconocidos, que probablemente no sería exagerado calificarles como pistoleros. En la entrada había tres antiguos miembros del POUM, que habían desertado al PSUC, quienes evidentemente tenían que identificar a los “elementos sospechosos". Además, aparecieron por sorpresa (para una, poco habitual, asamblea de delegados sindicales) dos camiones con Guardias de Asalto delante del local de la reunión. Ningún militante del POUM apareció por el local debido a la
advertencia de esta reunión. Así pues, los del PSUC pudieron, por “unanimidad”, elegir una nueva dirección sumisa al gobierno y a la Unión Soviética (Bueso, 1978: 282- 285).

Lo mismo, de haber sido necesario, probablemente pudo haber ocurrido en otros sindicatos. De este modo, el POUM fue expulsado de los cargos dirigentes en la UGT. Sin embargo, parece ser que estas posiciones sólo pudieron sostenerse en las fábricas o en la periferia de las ciudades más importantes. A esto se refiere Russell Blackwell, un representante permanente en Barcelona de la Liga de los Trabajadores Revolucionarios (Revolutionary Workers‘ League (RWL)); uno de los grupos más próximos al trotskismo en los Estados Unidos, en una carta de principios de enero de 1938. En ella también se menciona la participación de 60 delegados del POUM en el congreso de la UGT catalana, que se celebró del 13 al 16 de noviembre de 1937 (8). El PSUC asentó allí su aplastante mayoría y, dada la situación general, no hubo, naturalmente, ninguna posibilidad de ejercer una abierta oposición. La UGT estaba ya firmemente en manos del PSUC, lo cual fue confirmado en dicho Congreso (9). Por lo demás, parece ser que el POUM, a pesar de continuar trabajando en la clandestinidad, no ejerció ninguna otra actividad sindical de manera sistemática (10).

Menos espectacular fue la "depuración" de las cooperativas agrarias. Aquí decidían las listas de votantes de cada ayuntamiento. Dado que el POUM fue excluido de ellos, se abrió la puerta a la manipulación. Por lo tanto se propuso la formación de un Frente Campesino Revolucionario (impulsado abiertamente por los anarquistas) para modificar el equilibrio de poder (11).

Con ello, el POUM fue expulsado oficialmente de todas las áreas de la vida pública y, por último, apartado de la actividad legal. Sin embargo, el POUM demostró, después del 16 de junio, que no sólo no había sido destruido; a pesar de todas las persecuciones, continuaba teniendo presencia en la vida política.

La actividad ilegal del POUM


Las detenciones del 16 de junio y la represión posterior fueron, por supuesto, un golpe terrible para el Partido. Aunque no sería el esperado golpe mortal pretendido por sus represores. Al principio parecía que, en cierto modo, continuaban en “libertad”; que la tormenta no arreciaría. Esto duró algunas semanas en las que el POUM, y su organización juvenil, pudo reorganizarse y poder desarrollar una actividad clandestina. Así, el 17 de junio se reunieron los miembros del Comité Ejecutivo del partido, de su organización juvenil y del Comité Local de Barcelona que no habían sido detenidos, y se formó una nueva dirección con Molins i Fàbrega, Gironella (Enric Adroher), Josep Rodés, Wilebaldo Solano y Josep Martí; secretario del comité local. Una delegación (Gironella y Rodés) fue enviada al Frente para informar a la dirección de la 29ª División que en Barcelona todo había quedado desarticulado y que se había formado un comité ejecutivo provisional (Solano, 1973: 2).

Esta composición del Comité Ejecutivo sufrió una serie de cambios en los meses siguientes. Gironella fue arrestado en agosto. Rovira y Arquer, aunque inicialmente habían sido detenidos, se incorporaron inmediatamente al trabajo del nuevo comité ejecutivo como únicos miembros del anterior que quedaban en libertad. Molins fue enviado a París, en septiembre, para representar al POUM ante el movimiento obrero internacional, especialmente ante el Buró de Londres, y apoyar la campaña de solidaridad internacional (Solano, 1973; Alba, 1974: 367). También Coll quedó finalmente de nuevo en libertad. Hasta la fatídica detención del 19 de abril de 1938, pertenecían al 2º Comité Ejecutivo; de acuerdo con la situación de los detenidos: Arquer, Gironella, Rovira, Coll, Molins, Solano de la JCI (quien, junto a Rodés, ya había pertenecido al 1º), Joan Farré de Lleida, Indigeta (Joan Quer) de Girona, y Martí del Comité Local de Barcelona. Arquer era el secretario político y Rodés el secretario administrativo (Alba, 1974). Sin embargo, el 19 de abril de 1938, casi todos los miembros de este Comité fueron detenidos cuando se encontraban reunidos junto a un importante grupo de asesores técnicos y políticos. Asimismo, los fondos del Partido cayeron en poder de la Policía (Alba, 1974: 367; Solano, 1973: 2). Aunque fue constituido un nuevo Comité ejecutivo y, simultáneamente, un nuevo Comité Local y un nuevo ejecutivo de la organización juvenil (Alba, 1974: 367) (12); el partido había quedado, como se comprobó posteriormente, seriamente debilitado.

En cualquier caso, el partido pudo, pocas semanas después del 16 Junio, publicar de nuevo sus periódicos. El 10 de julio reapareció La Batalla y el 12 de julio el órgano central de la JCI, que ahora se llamaba Juventud Obrera; para no dejar lugar a confusiones con el PCE. Hasta abril de 1938 fueron apareciendo regularmente cada 8 ó 10 días. Ambos periódicos, por supuesto, se imprimían ilegalmente y correspondían, técnicamente y en cuanto a su difusión, a las condiciones de aquella situación. Por ello hubo de “organizarse” el suministro de papel.

Incluso se logró robar el papel que estaba destinado a imprimir el órgano del PSUC Treball (13). Después de las detenciones del 19 de abril de 1938, parece ser que apareció sólo un número de La Batalla (14).

Fueron sobre todo los militantes de la juventud, quienes progresivamente se responsabilizaron de las tareas del partido: jóvenes de entre 15 y 18 años. Los mayores quedaron incapacitados, ya sea porque les afectó el servicio militar obligatorio (algo que estuvo reduciendo al partido constantemente y, por lo tanto, le forzaba a restringir aún más sus actividades), o porque fueron arrestados; ya que eran conocidos. Como Alba escribe: “Los jóvenes que en 1936, con 15 años o menos, se habían adherido a los “pioneros” o a la juventud, eran, en 1937, militantes que desarrollaban con eficiencia tareas de adultos. Había entre ellos, ciertamente, el afán de aventura, pero también la convicción y, por encima de todo, algo que con menos de veinte años resulta muy poderoso: el sentido de la injusticia. Se podría decir que si alguien necesita una prueba de que el POUM no era eso que los comunistas dijeron de ellos; se encontraría con que los documentos dan por hecho que los adolescentes poumistas no tenían miedo, y se asombraría de la actividad llevada a cabo, en base a la convicción de que lo que se hizo con el POUM fue injusto. Al fin y al cabo, se producían en este grupo tan joven continuas incorporaciones, algo sorprendente en una época de represión.” (Alba, 1974: 371) (15).

Sin embargo, muchos aspectos de la organización del trabajo clandestino entrañaban un gran peligro; como la planificación de la impresión del periódico, la relación con los militantes del Frente, etc. Pero hubo toda una serie de osados militantes que, con gran desgaste personal, llevaron a cabo con éxito estas tareas (Alba, 1974: 371) (16).

Sobre el estado de la moral de los militantes del partido; está claramente documentado el hecho de que no hubo un solo militante, de los que estaban siendo amenazados y torturados en prisión, que firmara confesión alguna al estilo de los procesos de Moscú, ni de que, a continuación, apareciera ningún “testigo”. En cualquier caso, sí que hubo una pandilla de
capituladores que hicieron pública una “aclaración de distancias”, en la cual el POUM era calificado abiertamente como contrarrevolucionario, etc., aunque sin vinculación a la, quizás, fatal acusación que sostenían los agentes. Ésta fue, evidentemente, la más extensa acusación que se pudo arrancar a estos pocos militantes del POUM. Víctor Alba estaba al corriente de una docena de estos casos (Alba, 1974: 368f). La BataIla también informaba de algunos otros (Alba, 1974: 313) (17) (“La depuración…“, 1937). Como escribe Alba, los pocos capituladores eran todos antiguos militantes: “Todos los desertores eran antiguos militantes”. Hay que subrayar: “Entre los nuevos militantes que se habían adherido al POUM, después del 19 de julio, hubo quienes se fueron a casa o fingieron haber muerto, pero ninguno hizo el juego a los comunistas; comportándose muchos de ellos con el mismo valor que los militantes veteranos.” (Alba, 1974: 313). Sin embargo, La Batalla también advertía de algunos espías, haciendo la salvedad de que nunca habían sido miembros del partido, ya que sólo habían pertenecido a la 29ª División (“Aviso a…“, 1937; “Aviso importante“, 1937). Con todo, según una información de Josep Rebull a Russell Blackwell, había al menos entre 8.000 y 10.000 militantes en la ilegalidad activa, lo cual sin duda representa un porcentaje extraordinariamente alto; de entre el 20 y el 30% de los 30.000 a 40.000 militantes que el Partido tenía entre julio de 1936 y junio de 1937 (18).

La tarea más urgente de todas fue, naturalmente, en las primeras semanas, la aclaración del destino de Nin y evitar que el resto de los prisioneros también desaparecieran. Los militantes del POUM pintaban en las paredes, por la noche, la frase: “Gobierno Negrín ¿dónde está Nin?“ (Alba, 1974: 368f).                   

Para el partido, un asunto de especial importancia durante este tiempo fueron los intentos de salvación de Maurín. El golpe de estado del 19 de julio le sorprendió en Galicia, donde los militares vencieron rápidamente. Pasó a la clandestinidad e intentó dirigirse a Francia. Después de una primera detención en la que no fue reconocido, fue finalmente puesto en libertad. Tras un nuevo intento de huída, en septiembre de 1937, lamentablemente fue detenido e identificado. Tras conocerse su situación, inmediatamente se puso en marcha una campaña internacional; no únicamente basada en el hecho de que era diputado. Su mujer, Jeanne Maurín, y la dirección del POUM se dirigieron a Negrín, Companys y a Martínez Barrio; presidente de las Cortes. El Independent Labour Party, en Gran Bretaña, y, particularmente, sus diputados; también hicieron lo mismo. Sin embargo, no se materializó un posible intercambio de presos con los franquistas. Fracasó por la resistencia del ministro del PCE a incluirlo (a Maurín) en la lista de presos encarcelados por los franquistas, a intercambiar con presos partidarios de Franco encarcelados en zona republicana (19). En el POUM, la noticia de su detención confirmó que todavía estaba vivo; por lo que levantó grandes expectativas, las cuales, sin embargo, resultaron ilusorias (20). Maurín pasaría aún muchos años en prisión, pero fue salvado por la campaña internacional que, al menos, evitó su ejecución inmediata como peligroso dirigente “rojo” (21).

La línea política y las discusiones internas


La consigna política central del POUM era, en un primer momento; el “Frente Revolucionario de Trabajadores”, al cual deberían unirse el POUM, la izquierda socialista de Largo Caballero y los anarquistas (“Contra el Frente...“, 1937; “Hoy, más que nunca,…“, 1937; “Ni Frente Popular,…“, 1937: 87). Aparentemente hubo algunos intentos en ese sentido, ya que, desde mayo, ambas tendencias habían sido excluidas del gobierno. Esto llevó a un acercamiento entre la CNT y la UGT que se expresó en un pacto común (22). (“Ni Frente Popular,…“, 1937: 88). Por lo tanto, el POUM realizó nuevamente un llamamiento público para la formación de un gobierno de unidad UGT-CNT (“Gobierno CNT-UGT.…“, 1937; “Un gran paso…“, 1937: 89).

Pero muy pronto se evidenció que ambas organizaciones no estaban dispuestas a romper radicalmente con la política del Frente Popular, lo que también habría significado un ajuste de cuentas con su propio pasado. El POUM, por lo tanto, no vaciló en sus críticas, aunque, por supuesto, basadas en la solidaridad; la cual dependía directamente de dichas organizaciones y más aún de los anarquistas, ya que en Cataluña no existía la izquierda socialista. (“La Guerra y la Revolución“, 1937; “¿Dónde está el poder?“, 1937; “La crisis...“, 1937; “¡Camaradas anarquistas!...“, 1937). Especialmente La Batalla, a decir verdad, consolidó por primera vez su enfrentamiento sistemático con la Izquierda Socialista desde el estallido de la guerra civil. (“La responsabilidad...“, 1937; Ruiz, 1937; “Nuestra posición...“, 1937; “La Izquierda socialista…“, 1937). Esto ocurrió, probablemente, porque el distanciamiento de Largo Caballero del PCE, a partir de mayo, era evidente; viéndose enredado en una lucha por el liderazgo de la UGT contra los sectores derechistas; socialista y comunista, aliados entre sí. Esto ocurrió durante el transcurso del verano y el otoño de 1937, aunque esencialmente dirigido al nivel de la burocracia de la UGT, sin apenas influencia en la vida política. De todos modos, Largo Caballero declaró expresamente su apoyo al POUM (23).

A la larga se demostró que el POUM con su "Frente Revolucionario de los Trabajadores”, no caló en los destinatarios de esta consigna. La Batalla informaba, a finales de septiembre, que en las conversaciones con los diversos grupos anarquistas; su consigna había sido rechazada (“La posición…“, 1937). En su lugar, la CNT insistió en la formación de un “Frente Antifascista”; un llamamiento a la vuelta a una coalición de frente popular amplio, como en los tiempos del gobierno de Largo Caballero (24). Ya en septiembre de 1937, La Batalla relativizaba la posición del POUM respecto al “frente antifascista", que como tal había sido rechazado; la cual, por tanto, fue inmediatamente limitada por la creencia de que las organizaciones de trabajadores se habrían de convertir, previamente, en una especie de “Frente Revolucionario de Trabajadores”, dónde ellos podrían trabajar como bloque (“Cómo salir...“,1937). Este comportamiento fue similar al de otras etapas del desarrollo político en España. Aunque el Frente Popular fue rechazado en un principio, en vista de la minoritaria posición del partido y debido a la actitud negativa de los dirigentes de las otras organizaciones, así como por la consiguiente presión; se abrió en el POUM una “táctica" a favor de su adhesión. Sin embargo, la posición del POUM no era uniforme. Todo el problema estaba vinculado estrechamente al balance de la política del POUM, el cual estaba previsto que debería de haberse realizado en el congreso del partido que tenía que haberse celebrado en junio y que, por la supresión del Partido, no llegó a realizarse. Se convirtió en una acalorada discusión en la que se repitieron los viejos frentes internos del partido del período comprendido entre julio de 1936 y junio de 1937. Durante el verano y otoño de 1937, todavía aparecieron en La Batalla opiniones contrapuestas (25).

Las diversas posiciones fueron confrontadas en una reunión del CC ampliado, a finales de noviembre de 1937 (26). En primer lugar, había un bloque formado por Andrade, Solano y Josep Rebull (estos dos últimos fuera de la cárcel); que estaba en contra de cualquier tipo de frente popular y de “Frente Antifascista”, y que, nuevamente, abogaba por la consigna del “Frente Revolucionario de los Trabajadores”. Este bloque se habría formado, tras llegar Rebull a un compromiso con Blackwell (27). A finales de octubre fue redactado un incisivo proyecto de resolución. En él nuevamente se recogía su vieja crítica a la línea del Partido tras el 19 de julio, admitiendo abiertamente que se habían excluido de la denominación del marxismo revolucionario. Para las tareas específicas, se mantenía relativamente en la               abstracción (28). También Andrade había enviado, en septiembre, desde la cárcel un detallado proyecto de tesis justificando la política del “Frente Revolucionario de Trabajadores” que, sin embargo; no contenía ninguna toma de posición sobre la política del POUM anterior al 16 de de Junio (29).

Este bloque de izquierda mantenía la posición contraria al acercamiento al Frente Popular. Por otro lado, los militantes del POUM de Valencia, especialmente Portela y Coll; se postularon por el “Frente Antifascista”, es decir la ampliación del Frente Popular a la CNT y al POUM. Una variante táctica era la posición de Arquer: formación de un “Frente Revolucionario de Trabajadores” como la fracción de izquierda del “Frente Antifascista”. Votaron a favor de ella, los militantes del POUM de Valencia y Coll. Así pues, ganó la posición de Arquer en el CC; por 22 votos contra 13 (30). Los miembros del CC que permanecían en la cárcel, sin embargo, votaron en contra (31). En esta lucha fraccional se reflejaban de nuevo, casi exactamente, las antiguas diferencias anteriores al 16 de junio.

La Batalla declaraba, en la información sobre la reunión del Comité Central, que el punto central había sido el informe del Comité Ejecutivo, el cual relataba el desarrollo de la represión. Declaraba que habían sido 70 los participantes en la reunión. De las distintas posiciones enfrentadas, se limitaba a declarar que habían sido tres. Se había confirmado el “Frente Revolucionario de Trabajadores": “lo que no excluye la cooperación con otras tendencias políticas sobre los problemas militares". Con esto, por otra parte, la posición mayoritaria había quedado fuertemente condicionada, lo cual sugiere que hubo discusiones enconadas. Otros puntos mencionados fueron la convocatoria del congreso del partido y la discusión de las tácticas sindicales; que debía llevarse a cabo, de forma más intensa, en una conferencia extraordinaria que tendría que ser convocada (32).

Sólo tres números más tarde, La BataIla publicaba la resolución política. Se argumentaba la diferencia entre el "Frente Revolucionario de Trabajadores” y el "Frente Antifascista": "El
primero tiene la tarea primordial de llevar a la práctica la revolución socialista, el segundo, ganar la guerra (...). Ambos frentes no son mutuamente excluyentes, sino complementarios." (“Resolución política...”, 1938).

De todos modos, quedó acreditado, en contra de las demás posiciones relativas al desarrollo de la guerra y la revolución socialista; que el POUM había formado parte, anteriormente, del Frente Popular. Ambos conceptos referidos habían sido siempre para ellos una unidad y sólo podrían lograrse con la victoria del Frente Popular. Esta era, al menos, la posición oficial entre julio de 1936 y junio de 1937, a pesar de que no estuviera libre de contradicciones internas. Lo esbozado anteriormente y la decidida posición del Comité Central, había sido, hasta entonces, defendida de manera abierta, únicamente por el ala “derechista” en Valencia.

Sin embargo, aclaraba La BataIla en la misma edición, esto no significaba ningún cambio de las posiciones del partido; ya que era justamente lo que el POUM siempre había representado (“Después del CCA...“, 1938). Esto alude a las contradicciones que existían en el partido y también en el Comité Ejecutivo (33). También se presentó un serio conflicto con la JCI, cuyo Secretario General, Solano, se negó a divulgar la nueva línea (34).

En el Comité Central del 5/6 de marzo de 1938 parecía que habían llevado aún más lejos su adaptación al Frente Popular. Ya no pudo publicarse ninguna resolución más y la editorial no aclaraba nada (35). Las consignas revolucionarias sólo retrasarían el regreso a la legalidad. No debían aislarse de la burguesía radical antifascista, aunque, obviamente, ésta no luchase por el socialismo. Lo cual sólo podría hacerse con un levantamiento revolucionario, como en julio de 1936. Entonces habría sido adecuado el lema del “Frente Obrero Revolucionario”, pero ahora prevalecía una situación de declive (36).

Pero todo esto, además, no podía ocultar el hecho de que no había la más mínima posibilidad de llegar a algún tipo de acuerdo con la izquierda socialista o con los anarquistas. En la UGT, el
conflicto en el que medió el presidente de la CGT francesa, Jouhaux, con quien establecieron un "compromiso"; fue sellado con la derrota de Largo Caballero y sus seguidores (“Una‚ solución...“, 1938). La CNT, a principios de 1938, puso rumbo hacia el entendimiento con la nueva ejecutiva de la UGT, con quien cerró un acuerdo. Asimismo, regresó al gobierno (37). Así, el único efecto de esta política, tal y como escribía en Francia, en 1939, un militante del POUM en el exilio, fue el siguiente: “Los socialistas y los anarquistas podían defender sus políticas contra la oposición en sus propias filas; por el hecho de que el POUM había tenido que renunciar a su anterior posición (en contra), bajo la presión de los acontecimientos.” (“Informe POUM“, [s. a.]: 9).

Sin embargo parece, según este informe, que también la oposición a esta política, especialmente entre los miembros del Ejército del Este; como había pasado a llamarse el Frente de Aragón, condujo finalmente a que el antiguo CE, que se encontraba a la espera de juicio en la cárcel de Barcelona; a dónde habían sido trasladados sus miembros a principios de 1938 y dónde existían condiciones relativamente favorables, evidenciara una reactivación del liderazgo del partido (“Informe POUM“, [s. a.]: 10). Aquí los conflictos emergieron ya con carácter más fuerte, incluso, que en las discusiones anteriores al 16 de Junio de 1937 y condujeron, en el exilio, a luchas fraccionales y finalmente a la ruptura.

Pero entretanto, el 19 de abril de 1938 no sólo fue arrestado el 2º Comité Ejecutivo con sus miembros más importantes y hubo de formarse uno nuevo, sino que, a su vez, la detención afectó al Comité Local de Barcelona y al CE de la organización juvenil, tal y como ha sido mencionado. A finales de agosto aún salió un número de La Batalla, en el que, entre otras cosas; se publicaba una resolución ante la crisis de gobierno de agosto de 1938, lo que había conducido a la salida de los ministros nacionalistas, catalán y vasco, y al fortalecimiento de la influencia del Partido Comunista. El gobierno se había vuelto aún más impopular (“Resolución aprobada …“, 1938).

Aún tuvo mayores consecuencias la separación militar de Cataluña del resto de la República. Las tropas de Franco habían conseguido, a principios de abril, alcanzar el Mediterráneo en el
norte de la región de Valencia. Con lo que el POUM, también quedaba partido en dos. El Comité Regional de Valencia se hizo cargo de la dirección del partido en la región centro. Una tarea que, en primer lugar, consistió en contactar, sobre la totalidad del Frente, con los miembros dispersos del partido que estaban en el ejército. No menos importante se veía la oportunidad dada de, a partir de ahora, evitar "locuras" del Comité Ejecutivo (38). Desde abril se publicaba un boletín de información de varias páginas, que apareció semanalmente hasta hacerse quincenal (39). En agosto, el trabajo terminó abruptamente por el arresto de Portela y de una trabajadora del Comité Regional (40).

El POUM y el movimiento obrero internacional


También a nivel internacional, el POUM todavía se mantuvo activo. Desde septiembre de 1937 se encontraba en Paris el miembro del CE, Molins, donde también permanecía, desde julio de 1936, Jeanne Maurín. Ella ya había estado presente en una primera reunión del Buró de Londres, después de la supresión del POUM, en agosto de 1937, en Letchworth, durante la escuela de verano del ILP; representando al POUM. Allí fue sostenido en primer lugar, naturalmente, la organización de la solidaridad práctica; con un acalorado conflicto con el Partido de los Trabajadores Socialistas (SAP) (alemán), resaltándose así, con especial nitidez, que las diferencias políticas, es decir personales, en concreto sobre las acusaciones de Willy Brandt y sus representantes en Barcelona en la primavera de 1937; se habían convertido en "comportamiento sospechoso". Las acusaciones, sin embargo, fueron rechazadas (41). Pero quedaba claro que el SAP, a la vista de la solidaridad absoluta con el POUM por parte de la mayoría y por sus propias contradicciones (que se habían reafirmado en julio, una vez más, en una reunión de la dirección ampliada de su partido); estaba acentuando sus diferencias con el POUM (42). En una reunión del Buró, en octubre de 1937, fue decidida la nueva convocatoria, debido a la represión, para febrero de 1938, en París; de la conferencia internacional que inicialmente estaba prevista para julio de 1937 en Barcelona. En la plataforma política para la conferencia, estaba incluida la condena del Frente Popular. Molins propuso la invitación a los trotskistas, pero sólo se encontró con el apoyo del Buró Internacional de las Juventudes Revolucionarias y, por tanto, fue rechazada (43). El POUM participó en las comisiones preparatorias (Buschack, 1985: 279)  (44).

La conferencia tuvo lugar, finalmente, del 19 al 25 de febrero de 1938 (45). Por supuesto, el contexto era ahora muy diferente. Las organizaciones presentes no pudieron reunirse con la perspectiva de una revolución victoriosa en España. Las principales organizaciones y grupos habían constatado, respecto a su influencia, un retroceso. En lugar de una situación en la que había que hacer un balance y establecer las posiciones programáticas, discutieron sobre el Frente Popular; en particular en España, la amenaza de guerra, la cuestión colonial y la Unión Soviética. Molins tuvo que aclarar que, a causa de las dificultades de comunicación, no disponía de ningún mandato oficial. Además, no estaba en posesión de las últimas resoluciones (46). Desarrolló un informe general, que pintaba muy optimista, y defendió la política del POUM. La solidaridad política con el POUM fue asumida por la aplastante mayoría de los participantes. Por otra parte, solamente el SAP criticó la política del POUM.

El Buró de Londres en sí, evidentemente, se encontraba ante una grave crisis. Aunque el balance, que fue aprobado por todos los miembros de las organizaciones tras la conferencia, parecía relativamente positivo. Todavía hubo varias reuniones del Buró. Sin embargo, en octubre de 1938, el SAP declaró su baja definitiva, tras lo cual, asimismo, la Federación
Internacional de la Oposición Comunista (IVKO) cerró el Buró  (47). Mientras tanto, en Francia se formó un nuevo partido de izquierda socialista, con los expulsados del ala izquierda de la SFIO (48). En julio de 1938, fue fundado el Parti Socialiste Ouvrier et Paysan (PSOP). Sus precursores en la SFIO, la corriente "Gauche révolutionnaire", habían tenido contactos cercanos con el POUM (49). Al igual que el PSOP, otra serie de organizaciones estaban fuera del Buró de Londres; como el Partido Revolucionario de los Trabajadores Socialistas (RSAP) en Holanda, o el grupo de (Georges) Vereecken (Partido Socialista Revolucionario) en Bélgica. A partir de los cuales, los restantes partidos del Buró de Londres, formaron, en el transcurso del invierno 1938/39, una nueva alianza internacional; el Frente Internacional de los Trabajadores en Contra de la Guerra, que a su vez afectaba directamente al Buró de Londres. Se disolvió a principios de 1939, pero, a su vez, una nueva asociación internacional; el Centro Internacional Marxista-Revolucionario, terminó ocupando su espacio.

Una continuidad similar, como en la de los afiliados al Buró de Londres, se encuentra en la relación negativa del POUM y el trotskismo. El POUM se había venido distanciado, en La Batalla, del trotskismo de forma polémica (“A propósito…“, 1937; “Los trotskistas ...“, 1937; “¿Cuál es el punto…“, 1937.) (50). No obstante, Molins sugirió, al menos, participar en la conferencia de febrero de 1938. El POUM (quizás en base a su opinión) se había mostrado interesado en participar como observador en la conferencia fundacional de la IV Internacional, el 3 de septiembre de 1938, en las cercanías de Paris. Su participación, así como la del PSOP, fue, sin embargo, rechazada por razones de seguridad por el Secretariado Internacional de los trotskistas; por miedo a la revelación del lugar de reunión, lo que en la conferencia fue criticado como una oportunidad perdida (51). Así pues, las relaciones y los contactos por el trabajo de solidaridad, hubieron de quedar limitados hasta que la nueva situación; tras el final de la República y el reagrupamiento internacional, en el año 1939, agravara de nuevo la polémica.

Esta actuación política, a todos los niveles, mostró definitivamente que las esperanzas del estalinismo de destruir al POUM habían resultado decepcionantes. Pudieron continuar su actividad en la ilegalidad (52). Aunque duramente golpeado por la represión, fue únicamente la
derrota del conjunto del movimiento obrero español, tras la victoria franquista; la que asestara un golpe decisivo a su existencia y a la del resto del movimiento obrero.

La huida


A finales de 1938 y principios de 1939 se destacó claramente la ofensiva franquista en Cataluña. Al mismo tiempo resultaba evidente la incapacidad del gobierno para contrarrestarla. Ante esta situación, sólo había una posibilidad de escapar para evitar caer en manos de las tropas franquistas, en su avance, con las previsibles consecuencias (53).

Los restos de la sección local de Barcelona (50 militantes) se reunieron por última vez la tarde del 24 de enero, dos días antes de la ocupación de la ciudad. Era necesario organizar la fuga. Para ello se necesitaban camiones. No menos importante era el rescate de los prisioneros de las cárceles y chekas. Estaban amenazados de ser asesinados por parte de sus captores; al querer estos solucionar los “problemas pendientes” rápidamente, por el avance de los franquistas; o posteriormente por esto mismos, como “peligrosos rojos”. Se asaltaron varias chekas. Los mismos guardianes, asimismo, sólo pensaban en huir. En Girona fue liberado un grupo de presos de la JCI y de las juventudes anarquistas, de las manos de los guardias de asalto; quienes, evidentemente, iban a ser fusilados. Sólo unos pocos se quedaron, como Daniel Rebull; quien previamente había sido liberado, siendo uno de los principales organizadores de la evacuación; porque su compañera estaba gravemente enferma y por lo tanto incapaz de ser trasladada (Bueso, 1978: 323 – 337; Alba, 1974: 423f).

Los miembros del Comité Ejecutivo en la cárcel de Barcelona fueron librados (a decir verdad) por el jefe de la inteligencia militar, del destino de caer en manos de los franquistas. Asimismo, el director de la cárcel, un socialista, pudo organizar un camión que permitió escapar juntos a los presos y guardianes. Tras una odisea de dos semanas por Cataluña, siempre en estado de alerta ante la gente del PCE; que les hubieran podido reconocer, y por el caos general de la disolución del aparato estatal republicano; que más bien les favoreció, lograron el éxito; cruzaron clandestinamente la frontera con Francia y se dirigieron a Perpinyà, dónde fueron acogidos por el PSOP y trasladados a un lugar seguro. Para todos los demás, soldados y civiles que habían cruzado la frontera oficial, el gobierno francés había organizado campos de refugiados, a donde fueron conducidos como ganado, en los primeros momentos, en condiciones inenarrables (54). 

Un destino aún peor aguardaba a los militantes del POUM de la zona centro de la Península, que estaban, en su mayoría, enrolados en el ejército. Eran unos diez mil el resto de los soldados cogidos en una trampa y lo que podían hacer, en el mejor de los casos, era tratar de ocultarse (55). Por lo demás, llegaron al campamento de prisioneros de guerra. Quedando, de este modo, amenazados con consejos de guerra con pena de muerte casi segura, si su identidad y su militancia política hubiera llegado a ser conocida.

Notas


(1) Ver las posiciones ligeramente diferentes entre Alba (1974: 343), Coll y otros (1978: 203) y Suárez (1974: 89). Ver también “Pozas…”, 1936.
(2): La carta de protesta se reproduce en: (Informe 1937: 11-14).
(3)  “Las grandes…”, 1937. El comandante del parque móvil, que fue tomado como rehén, era un miembro significado de Acció Catalana y no del POUM. Acció Catalana era también, en cierto modo, aliado del PSUC. Por alguna razón, tras estallar la revolución, se había unido a la milicia del POUM y allí fue designado como oficial, de acuerdo a sus competencias militares.
(4)  La organización internacional de partidos de izquierda socialista y oposición comunista, a la que pertenecía al POUM (Buschak, 1985).(5) Ver Peirats (1971: 203-208); documentos impresos de la investigación anarquista. Ver también “El asesinato…”, 1938. Según Peirats, poco después; las posiciones militares defendidas por esta brigada serían tomadas por las tropas franquistas. “Se puede concluir que algunos jefes y oficiales se dedicaban más a vigilar cosas diferentes al curso de las operaciones de ataque”. Se comentó posteriormente que el comandante de la brigada había caído en la Batalla del Ebro.
(6) (“Diari Oficial... ”, 1937: 178f), Además, este decreto expresaba otra evidente tendencia dirigida contra la revolución. Mientras que los municipios, según lo dispuesto expresamente en la Llei Municipal de Catalunya, aún se seguían rigiendo por el Decreto de octubre de 1936, se argumentaba lo contrario; es decir, había que adaptar la ley a la revolución.
(7) Ver para ello la breve investigación que, sin embargo, se basa en la documentación incompleta sobre el gobierno de la provincia de Lleida, de Barrull i Pelegrí, 1937.
(8) Sin embargo, es probable que el referido número de sesenta delegados, sea algo exagerado.
(9) Para el congreso de la UGT de Catalunya, ver también el comentario en “Endavant...”, 1938: 9f.
(10) Esta es la impresión que se obtiene, asimismo, de la lectura de los periódicos clandestinos del POUM, según la cual; los problemas sindicales habían sido discutidos, sólo a nivel general, en el seno de la controversia entre Largo Caballero y sus adversarios en la UGT. Asimismo, respecto al congreso de la UGT de Catalunya, al comentario mencionado en la nota anterior añadir un artículo aparecido dos meses antes de su celebración. Ver: “¡¡¡Asambleas!!!,...”, 1937.
(11) “Ante la renovación”, 1938
(12) Solano aún podía recordar a los siguientes miembros del tercer Comité Ejecutivo: Rovira, Roc, Solé y Martí, 1980.
(13) Solano (NB. 34), p. 2. Según Molins, la tirada de La Batalla era de 15.000 y la de Juventud Obrera 10.500. Ver Circular 12/38 (del SAP) de 10.09.1938 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert).
(14) De todos modos, el último número de Juventud Obrera que se podía encontrar, era el Nº 34; de fecha 28.03.1938. Los últimos números de La Batalla eran de las siguientes fechas: Nº 33; de 20.04.1938 y Nº 34; de 30.08.1938. En febrero de 1938, todavía apareció publicado un boletín del Comité Local de la JCI de Barcelona, en catalán, con el título de Endavant.
(15) Ver también el informe de Molins, citado con frecuencia, sobre la reunión del Buró de Londres de agosto de 1938; en la circular [del SAP] Nº 12/38 v. 10.09.1938 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert)…
(16) …y la información de Solano, (Nota 48) p. 2, sobre algunos de los activistas de la juventud que llevaban a cabo estas tareas. Sin embargo, La Batalla tuvo que advertir en ocasiones contra un apresurado activismo. Ver “Partido spartaquista... ”, 1937.
(17) En Barcelona estaban, entre otros; Maruny, Jefe del Socorro Rojo del POUM, y el sindicalista Ramón Magre. Para el caso del secretario del comité agrario Palacín, ver también Viadiu i Vendrell, 179: 157 y “ El traidor... ”, 1937.
(18) Ver la carta de Blackwell del 30.11.1937 (Oehler-Blackwell Papers Brandeis University). Blackwell complementó esta información sosteniendo que las “bases se mantenían sorprendentemente bien”.
(19) Todo el drama sobre su desaparición, sus intentos de huída y, finalmente, su destino tras su detención; se describe exhaustivamente en Maurín, 1979.
(20) “¡¡Salvemos a Maurín!!”, La Batalla, Nº 9, 18.09.1937; “¡¡Hay que libertar a Maurín!!”, Nº 11, 02.10.1937; Fenner Brockway, “Un ministro español obligado a dimitir”, Nº 28, 19.02.1938.
(21)Después de que no pudo lograrse un intercambio, Maurín permaneció todavía algunos años encarcelado en Salamanca, hasta que en 1943 tuvo lugar el proceso contra él en Barcelona. Fue condenado a 30 años de prisión. Se salvó de la pena de muerte, porque después del 19 de julio no había luchado, con las armas en la mano, contra las tropas de Franco. En el transcurso de la situación de posguerra, fue puesto en libertad en 1946 y se le permitió salir de España en 1947.
(22) Para el pacto de la CNT-UGT de finales de julio; ver: Josep Peirats, 1971: 268f, y también la posición del CE del POUM; que expresó su apoyo, por telegrama, a las direcciones de ambos sindicatos: “El pacto...”, 1937.
(23) Para los conflictos internos en el PSOE y la UGT, ver Graham, 1991; Peirats, 1971: 289 - 306. Ver también la postura del POUM; “¿Quién representa…?“, 1937; “La significación…“, 1937; “La posición del POUM.…“, 1937.
(24) La CNT había dejado siempre claro, tras su exclusión del gobierno; que quería participar de nuevo en él. Ver Peirats, 1971: 235f.
(25) Ver, además del artículo mencionado anteriormente, el que apareció aproximadamente un mes más tarde; “Alianza Obrera...”, 1937.
(26) Aunque La Batalla guardó silencio sobre las discusiones internas y, ciertamente, no se menciona ningún nombre; lo cual es comprensible dada la situación de ilegalidad, y aunque parece que tampoco fue publicado ningún boletín interno con el acta; hay, sin embargo, dos fuentes que podrían revelar las discusiones internas del POUM, a pesar de que no contienen todos los detalles. Estas comprenden varias cartas de Russell Blackwell y un memorandum sobre el POUM (de 1939), de otro militante anónimo de este partido para el KPO (Partido Comunista de oposición [alemán]); destinado a Heinrich Brandler y August Thalheimer. El memorandum fue hallado en el legado de Heinz Putzrath, en la Fundación Friedrich Ebert.
(27) Ver la carta a Blackwell v. 30.11.1937 (Oehler-Blackwell Papers Brandeis University). El “Informe sobre el POUM” para el KPO, sólo habla, muy en general, desde el ala izquierda.
(28) Este documento se reprodujo, en inglés, en el Diario del RWL: Fourth International, 1938: 03-11.  En las páginas 1-3 hay una crítica del RWL a la "incoherencia" de su posición. Blackwell informaba constantemente en sus cartas sobre nuevas estimaciones. Rebull informaba el 21 de julio, y el 8 y el 15 de agosto de 1937, que iba a trabajar con él en los documentos comunes. El 21.10.1937, escribía que aún no había conseguido organizar ninguna fracción, pero había rechazado un bloque con Andrade. Fue el 20 de octubre cuando “lentamente, aunque al final, había empezado a moverse”. Sin embargo, Blackwell informaba, posteriormente; el 17.11.1937, así como el 19.01.1938, de su desmoralización. Su esperanza era el regreso de Maurín y que éste se posicionara con el ala izquierda. Rebull y el POUM de Madrid también se habían puesto en contacto con los trotskistas de la Sección Bolchevique-Leninista. Después de la supresión del POUM, se propuso a los Amigos de Durruti un manifiesto común. Pero, respecto a la reunión propuesta; no comparecieron ni los militantes del POUM, ni los anarquistas. Ver “Los Amigos de Durruti…”, 1937. En febrero de 1938, en el periódico de los trotskistas; a pesar de que no habían tenido ninguna participación en las negociaciones, se detallaban ampliamente los hechos y se les criticaba por haber renunciado a la ruptura con el POUM. La consigna del “Frente Obrero Revolucionario” fue rechazada por considerarla una capitulación ante la dirección de la CNT y de la izquierda socialista. Ver Grandizo Munis, 1938. Sobre la actitud de los trotskistas hacia el POUM, Guillamón, 1996.
(29) Resumen del documento de 18 páginas enviado al pleno del CC del POUM por Andrade, septiembre 1937 (Oehler-Blackwell Papers Brandeis University).
(30) Ver la carta de Blackwell del 30.11.1937, así como el “Informe POUM”, 9 (Legado Heinz Putzrath, Fundación Friedrich Ebert).
(31) Ya fuera por unanimidad (12 votos) o sólo por mayoría; aquí se contradicen algo los dos informes. Después, en el "Informe POUM", 9; Gorkin, Bonet y Vila (de Sabadell) dijeron que Arquer estaba a favor. De acuerdo con la carta de Blackwell; Gorkin y Bonet habían votado, en primer lugar, a favor de la posición del POUM de Valencia, pero luego redactaron una carta contra el Frente Popular. En una carta posterior, del 29.01.1938, Blackwell informaba que la posición de Gorkin había vuelto a cambiar y ahora se había adherido al Frente Antifascista. En marzo de 1938, un médico norteamericano que había estado con ellos en la cárcel, informaba que en una reunión del Buró de Londres, todavía había diferencias entre Andrade, por un lado, y Gorkin y Bonet por el otro. Ver Circular (del SAP), Nº 4/38, de 21.03.1938 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich-Ebert).
(32) Ver “Se ha reunido…“, 1937. El intento de llevar a cabo el congreso del Partido fue ahora acometido en serio. Una comisión se comprometió a su preparación. Se publicó un boletín, en el que se establecieron, con más detalle, la planificación organizativa y el desarrollo de la discusión. Pero luego llegaron las detenciones del 19 de abril de 1938. Ver la carta de Blackwell v. 05.01.1938 y Boletín interior…,1938.
(33) Después de la carta de Blackwell, de 30.11.1937, los opositores a la nueva orientación tenían la mayoría en el Comité Ejecutivo. Por otra parte, después del “Informe POUM”: 9 (Legado Heinz Putzrath, Fundación Friedrich Ebert), fue elegido un nuevo Comité Ejecutivo “en la línea de trabajar en el seno del Frente Popular”. Aunque, tal vez, esto sólo sucedió en el CC del 5/6 de marzo de 1938.
(34) Sin embargo, el “Informe POUM”: 9, en un artículo de la reunión del CC, se comprometía sin especificar las diferencias (“Salud...”, 1937); las cuales eran notorias en base a la resolución del CC de la JCI, del 9 de enero de 1938. El eje político de la JCI estaba constituido en torno a la continuación del Frente de la Juventud Revolucionaria, en abierto rechazo a la Alianza Juvenil Antifascista; la alianza de las organizaciones juveniles del Frente Popular. Ver las diversas resoluciones y artículos en: Nº 25, 19.01.1938.
(35) “Vida del partido“, 1938. Por lo tanto, las resoluciones referidas no pudieron ser publicadas, porque ya únicamente aparecieron dos números de La Batalla; uno a finales de abril y el último a finales de agosto.
(36) “La actitud de…“, Nº 32, 28.03.1938. No es de extrañar que el Boletín de información del Comité Regional de Valencia en su Nº 3, v. 07.05.1938, reeditara el editorial completo y publicara el siguiente comentario: “Por lo que hemos visto aceptada totalmente la posición que ha representado la organización del POUM de Valencia desde el comienzo de la guerra; sobre la necesidad del Frente Antifascista y, en general; sobre la necesidad de que nuestro… partido debiera perseguir políticas inspiradas ante la situación real de nuestro país, de nuestra revolución y de nuestro movimiento obrero.”
(37) El texto de los acuerdos del 18 de marzo de 1938; en Peirats, 1971: 36-40. Sobre el ingreso en el gobierno, el 6 de abril, ver Peirats, 1971, p. 66. En cuanto a la toma de posición del POUM, ver: “Posición del POUM….”, 1938; “Los errores…“, 1938; “Resolución del C.E. …“, 1938.  Una delegación de Comité Ejecutivo del POUM se dirigió al Comité Ejecutivo del movimiento libertario de España (bajo este nombre; la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias habían formado una dirección común), para que les explicaran la nueva política de los anarquistas; pero sólo escucharon evasivas. Poco después de la formación del nuevo gobierno se recrudeció la represión. Ver ’La Batalla’ ...”, 1938.
(38) Oral: Información de Luis Portela v. 19.04.1982. Sin embargo, también se puede encontrar en el Boletín Informativo del Comité Regional; que se habían ido imponiendo progresivamente las opiniones del POUM de Valencia en el Comité Ejecutivo (Ver. Nota 76). Molins declaró, en una reunión del Buró de Londres, que él apenas tenía relaciones con Valencia, tras la partición del territorio republicano. Ver Circular (del SAP) 12/38, 10.09.1938 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert).
(39) Parece ser que aparecieron una docena de números del Boletín de información del Comité Regional del País Valenciano del Partido Obrero de Unificación Marxista. Sólo han podido hallarse unos pocos números.
(40) Oral: Información de Luis Portela v. 19.04.1982.
(41) Ver Circular (del SAP) 17/37 v. 14.09.1937 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert). Ver también Buschak, 1985: 277f.
(42) Ver asimismo Brandt, 1937. Este era el Informe sobre España de la reunión de la dirección del Partido.
(43) Circular (del SAP) 18/37 v. 07.10.1937 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert). Ver también Buschak, 1985: 279.
(44) Ver asimismo el comunicado  “La conferencia…”, 1937.
(45) Sobre el desarrollo de la conferencia; ver el Acta Oficial, 1938, y la extraoficial del SAP en: Circular 4/38 v. 21.03.1938 (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert). Ver también Buschak, 1985: 280-293.
(46) Ver Circular 4/38 v. 21.03.1938. Según el “Informe POUM” (Legado Willy Brandt, Fundación Friedrich Ebert), la nueva línea del CC, de finales de noviembre, no fue comunicada a Molins debido al boicot del ala izquierda. Sin embargo, solamente esta Circular del SAP advirtió que, al parecer, se trataba de una nueva línea del POUM; que tampoco ha podido interpretarse con mucha exactitud: “El restablecimiento de la unidad antifascista y la reconquista de la hegemonía del proletariado.”
(47)  Anteriormente ya se había producido la ruptura definitiva de las juventudes del SAP con el Buró Internacional de la Juventud: Otto, 1937; “Resolución del…“, 1937.
(48) Section Française de l‘Internationale Ouvrière: la socialdemocracia francesa. De la cual, Léon Blum, fue primer ministro del gobierno del Frente Popular francés durante 1936/37 y comienzos de 1938.
(49) Ver un primer comentario sobre la inminente expulsión: “La izquierda revolucionaria…“, La Batalla, Nº 30, 05.03.1938.
(50) Ver más arriba (Nota 66), los esfuerzos infructuosos de los trotskistas españoles para ganar al ala izquierda del POUM.
(51) Ver asimismo el acta de la conferencia fundacional en: Cahiers Léon Trotsky, 1979: 17-56; 23-25.
(52) Sobre esto, Togliatti tuvo que haber informado más de una vez en sus cartas a la dirección de la Komintern. Ver Togliatti, 1979: 286, 306, 344f.
(53) Sobre el final de la República, ver los siguientes compendios generales de la Guerra Civil, como, por ejemplo; el de Pierre Broué y Émile Témime, el de Hugh Thomas, así como la minuciosa descripción de Iglesias, 1977.
(54) La huída de los presos del Comité Ejecutivo ha sido descrito en detalle por Gorkin, 1973: 279-299. A pesar de lo irónico de la situación, los presos y los guardianes tenían el mismo interés en la huída. Los comunistas querían que su destino fuera el de ser fusilados por los franquistas, aunque ellos probablemente hubieran recibido el mismo pago. Finalmente, fueron los prisioneros, y no los guardianes, quienes dirigieron el comando de la huída, porque conocían… mejor la zona.  La operación de rescate por el PSOP se ha descrito por Daniel Guerin, “Comment nous ...“, 1939; id., Front populaire,... 1970: 228 - 232.
(55) Esto es lo que hizo, por ejemplo, Portela; quien el 29 de marzo fue puesto en libertad alrededor del mediodía, una hora antes de que la Quinta Columna diera un golpe de estado en Valencia. En las siguientes semanas se dirigió a Madrid y allí se escondió. Oral: Información de Luis Portela v. 19.04.1983.

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  Edición digital de la Fundación Andreu Nin, 2012

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