viernes, 17 de julio de 2015

DECLARACIÓN DE ANTICAPITALISTAS ANTE EL ACUERDO DEL PARLAMENTO GRIEGO

Grecia, ¡levanta! No al chantaje, hay alternativa
En los últimos días, hemos asistido a un golpe de Estado financiero en Grecia. El “inevitable acuerdo” para un nuevo “rescate” resulta ser, en realidad, un chantaje al pueblo griego para continuar con su estrangulamiento político y económico. Sabemos que la Troika nunca estuvo interesada en solucionar el problema financiero griego. Por eso, ante la posibilidad de que el Gobierno señalara una opción diferente a las políticas de austeridad, la clase dominante ha orquestado una campaña del miedo inédita, con el objetivo fundamental lanzar un mensaje claro al resto de Europa: “no se puede”. Es evidente que además del cálculo económico, aplastar al gobierno de SYRIZA responde a la necesidad política de las élites europeas de que no se extienda la esperanza y la posibilidad de construir otra Europa. Una Europa de los pueblos. Por eso mismo, esta cesión por parte del Gobierno de Tsipras supone un grave retroceso en las opciones de cambio en favor de la mayoría social, en Grecia y en Europa.

No hay cambio sin conflicto

El capitalismo hoy está en guerra abierta y declarada contra la democracia, los derechos sociales y las libertades ciudadanas. Quien ha vivido siempre con privilegios hará todo lo posible por mantenerlos. En este sentido, la ruptura con el marco impuesto por la Troika no responde a una opción fetichista, sino a una fase inevitable para el cambio político. De nada sirve una apuesta por “tranquilizar a los acreedores”; aquí no se gana siendo el más “responsable” con los de arriba. En esta lucha de clases que se está viviendo en Grecia, hay una parte que ha usado todas las armas a su alcance para hacer valer sus posiciones, incluida la amenaza de expulsarla del euro. Mientras tanto, el Gobierno griego ha tomado una decisión errónea, atándose de pies y manos frente a la ferocidad neoliberal del Eurogrupo. Ha gestionado mal el apoyo popular recibido en el referéndum y ha lanzado un órdago poco creíble sin venir de un plan B que usar al menos como amenaza. Esta decisión ha sido tomada, además, desoyendo a la mayoría del Comité Central de Syriza, que mostró su posición contraria al acuerdo. El sector más conservador del partido ha dado la espalda a la opción planteada por la Plataforma de Izquierdas, que proponía continuar plantando cara.
No todo el poder está en las instituciones
Los intentos de desestabilización hacia el Gobierno, con el objetivo de secuestrar la soberanía popular en Grecia, no han cesado desde la victoria de Syriza el pasado 25 de enero. En un escenario de estas características, la movilización social juega un papel político fundamental. Tanto para mostrar el apoyo a un gobierno de izquierdas como para obligarlo a obedecer el mandato popular, la auto-organización desde abajo es el principal motor de cambio en favor de los trabajadores y trabajadoras. En este sentido, es importante destacar que el ciclo político griego ha estado marcado por la irrupción de las clases populares en la escena política. Sólo así, a través de un variado repertorio de luchas, se ha conquistado un gobierno de izquierdas que refleja los anhelos de cambio del pueblo. Esta voluntad de cambio y a la vez de lucha se reflejó en el resultado del referéndum del 5 de julio, en el que la población rechazó mayoritariamente las propuestas austeritarias de la UE. La situación política es tremendamente volátil, pero por primera vez en mucho tiempo en Europa, se había logrado construir una correlación de fuerzas favorable a los de abajo en el interior de un país. La estrategia del Gobierno de Tsipras, no compartida por sectores amplios de su partido como la Plataforma de Izquierdas o el ex ministro Varoufakis, ha culminado en una aceptación de todas las propuestas auteritarias de la UE, que abren la puerta a la privatización masiva de los bienes publicos griegos. Estos hechos abren la posibilidad de un rápido debilitamiento del gobierno y de SYRIZA, de la perdida de la relación de fuerzas que se había conquistado durante estos años y el riesgo del ascenso de las fuerzas oscuras de la ultraderecha, ante la falta de respuestas por parte de la izquierda.
Necesitamos y necesitaremos gobiernos valientes que sepa escuchar y apoyarse en pueblos valientes y organizados que empujen a sus gobiernos hacia posiciones favorables para la mayoría. Para ganar hace falta construir poder popular.

Una batalla internacional
Ninguna estrategia alternativa a las políticas neoliberales puede ceñirse únicamente a la escala estatal. En el marco de la deudocracia y del austericidio, la batalla por la justicia social, por la democracia y por la soberanía popular se juega a escala internacional. En nuestro caso, la batalla debe ser también europea. La alianza de los pueblos del sur es ahora más necesaria que nunca, tejiendo solidaridad y compartiendo enseñanzas para evitar errores en un futuro que parece más cercano que nunca. En Grecia, en el Estado español y en toda Europa tenemos que aprender muchas lecciones de la experiencia griega. Para empezar, no está todo perdido. En Grecia y en el Estado Español está surgiendo un sector del movimiento popular que apuesta claramente por la ruptura, frente a estrategias conciliadoras que sólo conducen a la derrota. También se están revelando de forma clara los límites del entramado institucional de la UE y del Euro, mecanismos diseñados para agudizar las políticas neoliberales y la expropiación de la mayoría social trabajadora. Por eso, nuestra tarea es coordinar y organizar a escala europea los movimientos por la ruptura y avanzar en el diseño de un plan “b” para romper con la actual construcción austeritaria de la UE y poder construir una Europa de la justicia social y la solidaridad entre los pueblos

La lucha continúa. Solidaridad con el pueblo griego, claro que se puede.

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